Al margen de los resultados de los comicios provinciales -algunos provisorios todavía y otros definitivos-, que definieron a las personas que cubrirán los 347 cargos provinciales en juego, el proceso dejó una llamativa coincidencia entre los principales dirigentes, tanto de la oposición como del oficialismo: la necesidad de abrir un debate sobre el régimen electoral conocido como acople.
El hecho de que el sistema de colectoras esté incorporado en el texto de la Constitución provincial, en el inciso 12 del artículo 43, le añade un elemento adicional a la posible discusión para alterar el esquema de votación, ya que requeriría de una eventual reforma de la Carta Magna para poder avanzar. Hasta el momento no hubo ninguna presentación judicial de inconstitucionalidad en contra del acople, y tampoco se concretaron leyes para reglamentar este régimen electoral y así atenuar sus efectos negativos: la exposición de decenas de boletas en los cuartos oscuros, complicando al elector el proceso de búsqueda de sus candidatos.
Esta es la principal complicación que se le objeta, además de que multiplica la presencia de fiscales por mesa y que provoca una lucha política en la dirigencia porque usa todos los medios a su alcance para satisfacer sus ambiciones, provocando imágenes de clientelismo y de acarreo de votantes que tanto daño le hacen a la jornada democrática. Se sabe que los partidos políticos son estructuras institucionales claves en la Argentina y en la provincia, reconocidos constitucionalmente, por lo que es imposible impedir que participen de las votaciones con sus respectivas listas de candidatos, no cabe cuestionar las aspiraciones partidarias a integrar los poderes ejecutivos y legislativos con sus referentes. Sí vale pensar en mejorar la calidad institucional de la representación electoral, ya que se ocupan bancas con un piso de 10.000 sufragios, un número muy bajo para erigirse como un representante del pueblo si es que se tiene en cuenta que en Tucumán hay 1.300.000 ciudadanos en condiciones de votar.
Así, el sistema de acople deja a gran parte de la ciudadanía sin sus representantes dentro de las estructuras institucionales, aún más que con otros métodos de votación. Es un aspecto a revisar por parte de las autoridades, la de mejorar la calidad de la representación del ciudadano que resulta electo; lo que podría hacerse revisando el sistema electoral en vigencia y algunos requisitos para funcionar como partido político, ya que Tucumán tiene más de cien reconocidos. Es que estas estructuras, finalmente, sólo sirven para funcionar como colectoras de dirigentes que pertenecen a una misma ideología política, por eso se observa a tantos dirigentes peronistas y radicales saliendo por fuera de sus organizaciones naturales y tradicionales. Las internas partidarias han sido abandonadas como método de selección de los candidatos ya que se pasa directamente a la elección general para dirimir, cual gran interna partidaria, la lucha entre dirigentes de un mismo signo político.
Esto se verifica luego en la Legislatura, cuando los electos por las distintas estructuras terminan confluyendo en un mismo bloque parlamentario. Por todo eso, la coincidencia en la necesidad de debatir un esquema alternativo al acople es sano para la vida democrática, pero hay que revisar varios aspectos alrededor del sistema de votación, porque a nadie se le puede impedir ser candidato. Sí cabe pensar en cómo mejorar el nivel de representatividad de los elegidos y la calidad institucional del sistema electoral de la provincia.